miércoles, 17 de septiembre de 2014

Patxi Bucky, Bucky Patxi, el orden de factores no altera el producto.

Voy a hablar hoy de mis guías, del de 4 patas y del de 2. Del que curra y me padece en la vida diaria, y del que me sufre cuando perreo en los entrenamientos programados, voy a hablar en fin del paleativo que mas nos facilita a los ciegos la vida, de los guías, cuya labor no estará nunca bien pagada ya que a lo que aspiran es a pienso o a unas cervezas y unas tapas cuando acaban su trabajo.

todo fue a la par, con pocos meses de diferencia, cuando solicité perro guía, en laO'N'C'E me dijeron que tenía que estar muy seguro que con un perro guía la vida te cambiaba mucho, que era una relación muy intima y en la que si no se creaba el vínculo entre perro y usuario el equipo no valdría para nada. también cuando me informé sobre como podía conocer a alguien que me guiase para correr, en la Secretaría de Deportes me dijeron que entre guía y corredor debía pasar algo semejante, y que de no surgir una amistad sería muy díficil que fructificase mi intento de volver a correr.

Hoy puedo asegurar que en ambos casos es así. Que en el caso de entrenar o competir es fundamental que quien esté al otro lado del testigo me conozca y esté informado como yo mismo de mi situación, que sepa como yo se que en nuestro caso es una carrera de 2 con lo que ello implica, que siempre hay que adaptarse a quien va peor ese día, que si uno abandona el otro tambien, y que por tanto si cuando en este caso dentro de 12 días vamos a correr un maratón, los factores buenos y malos se multiplican por 2, "casi nada.

En las últimas 24 horas han sucedido un par de situaciones que me han podido costar una lesión que es lo que mas se teme a estas alturas de la pelicula. Anoche cuando venía de cenar con mis hijos Bucky hizo un extraño que percibí en el arnés, al principio intenté corregirle y llevarlo por el camino que yo quería porque conocía, el insistió, yo tambien, cabezones somos los dos un rato, pero de repente el se cruzó y no me dejó seguir, había una pizarra de un supermercado en medio de la acera que me podía haber comido de no llevarlo y esta situación con el desconcierto suele acabar en caida.
Al salir de trabajar hoy, escuchaba el compresor de una obra de camino al metro, pero la claridad y mi vista no me dejaban ubicarla exactamennte, otra vez mi perro estuvo al quite y esta vez si le hice caso cuando me evitó unna balla y un agujero que aunque pequeño me podía haber costado un disgusto con el bastón. En fin, por segunda vez Bucky consigue que mis aspiraciones sigan intactas de cara a Berlin.

En suma que hoy quería hacer alusión a los que me sufren y evitan golpes de forma altruista, se que no tiene demasiado que ver con el blog de un corredor o quizás tenga todo que ver con él, porque sin ellos esto no habría llegado hasta aquí.

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