lunes, 30 de junio de 2014

Primer entrenamiento largo, primeras conclusiones.

El pasado sábado hicimos, dentro de nuestro plan de preparación para el Maratón de Berlín, el primer entrenamiento largo del plan: 24 kilómetros con inicio en el Parque Lineal del Manzanares, subiendo por Madrid Río hasta el puente de la Reina, siguiendo por la Avenida del Manzanares hasta la pasarela de la Residencia Blume, por la que accedimos a la Casa de Campo, completando la mitad de la distancia por el carril bici que corre junto al Manzanares; una vez alcanzados los 12 kilómetros, dimos media vuelta y deshicimos lo andado por el mismo recorrido pero en sentido inverso. El recorrido se veía condicionado por la celebración de las "Skoda Triathlon Series" en la Casa de Campo, celebrándose las pruebas de natación en el lago y las de ciclismo en el circuito de Garabitas.
Sabiendo que era el primer largo, y con las buenas sensaciones que habíamos ido acumulando en el trío de Medias Maratones que han protagonizado el mes de Junio, nuestra intención era realizar un entrenamiento progresivo, incrementando los ritmos en bloques de 6 kilómetros para terminar por debajo de las dos horas. Pero el hombre propone... y la situación dispone. Los primeros ocho kilómetros del entrenamiento, con un terreno ligeramente ascendente, transcurren mejor de lo esperado, con ritmos muy estables conseguidos con facilidad. Los kilómetros 9 y 10 se ven condicionados por atravesar las pasarelas de la Residencia Blume y la de salida de la Casa de Campo, pero era algo previsto, recuperando las buenas sensaciones en los dos kilómetros siguientes.
Iniciamos el regreso con los kilómetros más rápidos del entrenamiento, pero volvemos a marcar un tiempo regular en el kilómetro 15, otra vez con el cruce de las pasarelas. En los kilómetros 16 a 21 volvemos a subir el ritmo, pero no conseguimos ni mantener la estabilidad deseada, ni aumentar el ritmo al umbral fijado en la planificación, por lo que en el último tramo del entrenamiento "levantamos el pie" completando el recorrido en poco menos de dos horas  y cuatro minutos.
Como condicionantes que no habíamos considerado a la hora de planificar este entrenamiento destaco el calor (algo normal en las fechas en las que estamos, pero que subió bastante a lo largo de la mañana) y los cambios de luz que afectan profundamente al resto visual de Roberto. Para el primero no nos queda más que madrugar más; para el segundo, Roberto ya está planteando probar a correr sin gafas...
Obviamente, este "incumplimiento" tiene su parte positiva: pese a no haber conseguido el objetivo planteado, hemos avanzado en la consolidación de ritmos, y completamos la mayor distancia juntos desde la preparación del maratón de Valencia. En próximas semanas, deberíamos mejorar nuestro desempeño en este tipo de entrenos.
Durante esta semana, Roberto se tomará un merecido descanso laboral en Fuerteventura, y yo seguiré con la preparación en Madrid. Tras su regreso, ajustaremos el plan de preparación ya que en Julio y Agosto tocará realizar la parte central del entrenamiento que nos llevará a Berlín a conseguir la marca deseada.

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